Sobre el Amor Puro

Históricamente hemos aprendido a amar de manera monógama, es decir,  amar a una única persona ajena a ti, y actualmente se escucha mucho más la palabra poliamor, que describe la capacidad de amar a una o más personas al mismo tiempo, pero, sin embargo, ninguno de estos conceptos termina de resultar acertado para describir lo que yo siento.

Mi problema con el amor es que amamos con un fin; amamos porque nos hace feliz. Nos hace feliz la persona, y nos hace feliz sentir esas «mariposas en el estómago», pero me gustaría pensar que el amor va mucho más allá.

Amar de verdad es querer desinteresadamente.

Cuando amas no quieres la felicidad de alguien porque ese deseo interior de buscar su bienestar te vaya a aportar autoestima; ni siquiera porque ver a esa persona feliz te vaya a hacer sentir mejor.

Cuando amas, quieres porque sí.

Deseas cosas buenas sin que ni siquiera tu propio inconsciente te lo agradezca. Cuando amas, deseas lo mejor para los demás por puro instinto animal, sin punto de partida ni de llegada; sin causa ni fin; amas como entidad única en su razón de ser.

He conocido y conozco a cientos de individuos que se sugestionan a sí mismos para «enchocharse» de otra persona, porque parece que estar solo da miedo, parece que da miedo no tener a tu lado al amor de tu vida, porque sin él o ella no puedes alcanzar la felicidad absoluta.

Por eso creo también que pensar cosas como «estoy muy solo», «todos mis amigos tienen pareja menos yo», «no le gusto a nadie», etc… Son el principal problema de que se creen parejas inconsistentes. Parejas que se han formado por capricho, por presión social, miedo a estar solo…

Sin irnos mucho más lejos, a otros y otras les mueve el deseo del placer carnal: follar. Pero no todo el mundo lo tiene tan fácil para echar un polvo cada vez que le apetece, y parece que tener pareja ayuda mucho a realizarte como individuo sexualmente activo, hasta el punto de que este capricho sexual pueda llegar a confundirse, en este caso, con el deseo de tener pareja, de buscar a alguien compatible a quien supuestamente querer, o incluso amar.

Al fin y al cabo, amar siempre viene ligado a un deseo egoísta, pero en muchos casos es imperceptible por abundante que sea, y es realmente fácil de entender que muchas relaciones fallen porque se camuflan entre palabras de amor cuando en realidad su definición es simbiosis: estás con alguien no porque lo ames, si no porque te aporta felicidad y/o sexo, y tú a él o ella.

Querer a alguien es todo sentimiento, y amar no se desea ni se busca en ningún momento.

Puede ser que el amor desinteresado sea justo lo contrario a lo que se llama amor, y consista en, ni siquiera de manera inconsciente, intentar ser moralmente superior, y consista en, ni siquiera de manera inconsciente, conseguir la felicidad a costa de la felicidad de la otra persona; puede que el amor puro sea…

En realidad no sé lo qué es el amor puro, si no lo que no es, y te aseguro que si buscas a otra persona para conseguir ser completamente feliz, estás engañándote a ti mismo.

El único orden lógico para lograrlo es: primero ser completamente feliz contigo mismo y después encontrar (sin buscar ni desear) a personas a quien de verdad llegues a amar.

Nunca deberías precisar de otra persona para ser totalmente feliz ni para considerarte una persona plena.

Darío (Zane) Huerta

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

es_ESES