Ahora que hemos hablado sobre desarrollar de piezas, atacar bien y poner a salvo a tu rey, toca hablar sobre este tema: NO realices movimientos cuyo único fin sea que tu rival caiga en esa trampa.
A niveles muy bajos, el ajedrez puede entenderse como el arte de hacer que tu rival caiga en tus trampas y emboscadas, pero sin duda, va mucho más allá de eso; de ahí que mi intención con este consejo tan básico sea intentar solucionar este tipo de pensamientos.
¿A qué me refiero?
Os quiero poner un ejemplo real, en donde un chico que estaba empezando a jugar ajedrez hizo, con las piezas negras, el movimiento de peón de que véis a continuación.
Su plan era que si su rival intentaba capturar el peón con la única pieza que podía hacerlo, él luego iba a capturar el alfil de su contrincante, y salía ganando.
Si el rival no pica el anzuelo, y decide seguir desarrollando piezas, puede obtener una posición muy cómoda en tan solo unas pocas jugadas más.
Parece un ejemplo muy tonto, pero es lo que ocurre cada vez que haces un movimiento tentando al rival a cometer un error. Por eso este consejo es: «Evita movimientos cuyo único fin sea que tu rival caiga en esa trampa«.
Así pues un movimiento interesante puede ser aquel que tenga un propósito principal y cuya función secundaria sea tentar al rival a cometer un error. Depende de ti evaluar si ese propósito principal es tan importante en realidad, o estás erróneamente motivado por ver cómo tu rival cae en esa trampa.
¿Por qué es importante?
Si quieres terminar muy rápido una partida, tendrás que asurmir más riesgos.
Intentar hacer que tu rival caiga en algún truco táctico puede ser un comodín para intentar salvar una partida que tiene poco futuro; en cambio, si eres tú quien lleva la ventaja, tu mejor opción siempre será jugar sólido, presionar y terminar imponiéndote.
Si tienes algo de ventaja y continúas haciendo siempre la mejor jugada es inevitable que termines ganando, por eso es interesante que no hagas moviemientos de doble filo.
¿Cómo evitarlo?
Evitar cometer este tipo de errores es muy sencillo: basta con pensar en variantes en las que tu rival no muerde el anzuelo y preguntarte «¿he conseguido algo o simplemente he perdido un movimiento?».
Resumen
Tentar a tu rival a cometer un error puede ser interesante en una partida en la que vayas perdiendo, o quizás puede serlo también si crees que es la mejor o segunda mejor jugada, pero pregúntate siempre si será un buen movimiento incluso si tu rival no cae en la trampa.
Aquí termina la explicación de «Evita movimientos cuyo único fin sea que tu rival caiga en esa trampa».
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